ARREBOL

 Sunsets are proof that endings can be beautiful too. -Beau Taplin

Atardecer_fuente_Kiyama

    Todas las tardes al caer el sol, el cielo se pinta de rojo, naranja y morado. Son los cielos rojizos que se generan cuando los rayos del sol iluminan las nubes, los que vuelven a la ciudad en donde vivo, una gran majestuosidad.
    El cielo parece un paisaje elaborado por los mejores pintores del mundo: una obra de arte. Pero no, el cielo no es un lienzo y los atardeceres no son una pintura, sino que son obra de la naturaleza, de la combinación perfecta.
    Para muchos, un atardecer no significa más que una simple dinámica en donde el sol se mete por el horizonte y se despide por unas horas. Para otros, los atardeceres son un área de estudio: desde su creación y significado de los colores hasta el contexto y su ubicación.
    

Atarceder_fuente_Kiyama


    Sin embargo, también estamos los que simplemente adoramos los atardeceres y nos consumen las grandes escenas que se forman al caer el sol. Nuestros teléfonos pueden estar repletos de fotografías o, simplemente, viven en nuestra memoria.

    Empero, probablemente se pregunten por qué tengo tanta fascinación por los atardeceres y no, no hay una historia romántica en donde me propusieron matrimonio en una puesta del sol. Tampoco hay una razón emocional, no tuve una despedida o un momento emotivo al caer el sol.
    La verdad es que el cielo siempre me ha fascinado y la astronomía ha sido una rama de la ciencia que respeto y que me encanta, pero los atardeceres han cautivado mi atención por muchos años.
    Hay algo mágico en la combinación perfecta de tonos rojizos, naranjas y morados; hay una majestuosidad en el sol metiéndose entre las montañas, el mar o cualquier panorama.
    Los atardeceres me roban el aliento, crean una sensación de paz, tranquilidad y serenidad en mí. Puedo observarlos todos los días, acompañada de una cobija y una taza de té.
Puesta de sol_fuente_Kiyama


    Los atardeceres me inspiran, puedo escribir poemas o canciones enteras con una puesta de sol y puedo leer montones de libros observando un atardecer.
    Sea enero, junio o noviembre, los atardeceres en mi ciudad son preciosos. Debo admitir que no he encontrado otros iguales en ningún lugar que he visitado, por lo que, aunque hay aspectos que me desagradan de aquí, siempre lo olvido cuando desciende el sol.
    Es extraño, pero un atardecer puede mejorar mi ánimo y calmar mi ansiedad y estrés. Por ello, les recomiendo que observen una puesta de sol, que se dejen consumir por la naturaleza y, no sé, a lo mejor terminan enamorados del cielo como yo. 


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