LA PSICOLOGÍA DE COCINAR

 Nos comemos nuestros sentimientos y emociones, pero deberíamos cocinarlos.

La mayoría hemos ahogado nuestras penas en comida, ya sea una pizza, papas fritas, un litro entero de nieve o chocolates, encontramos una satisfacción en la comida; es casi una forma de terapia. Pero es cuando comienzas a amazar un pan, decorar un pastel, mezclar ingredientes para una sopa o simplemente cortar y picar verduras, cuando te das cuenta que cocinar es una terapia anti estrés y ansiedad que ayuda mucho más.  

La repostería es una de mis actividades favoritas, a lo mejor es el aroma de las galletas recien hechas o la transformación de los ingredientes a un perfecto pay o pastel. Es cuando estoy con las manos en la masa cuando toda preocupación, ansiedad o estrés que tenía, desaparece.

Claro que limpiar el desastre después de cocinar puede ser un martirio, pero si se hace relajadamente y en el proceso de realizar los alimentos, hacemos el menor desastre, el desorden podrá ser fácil de limpiar. 

Un estudio de The Journal of Positive Psychology , se descubrió que las clases de repostería incrementan la concentración y la seguridad, además de que las personas estudiadas indicaron que sus días eran más relajados y felices. 

Puede que sea que al momento de crear algo, obtenemos una sensación de satisfacción al acompletar algo y sentir que progresamos de alguna manera. Nos sentimos como que crecemos y evolucionamos cuando cocinamos, porque somos capaces de terminar algo. 

Sin embargo, yo encuentro una gran satisfacción no en terminarlo, sino en hacerlo. Preparar los ingredientes, mezclar e ir percibiendo los olores y colores, me genera una tranquilidad y serenidad. 

Cocinar es como pintar, tejer y escribir, porque una cocina activa puede generar un funcionamiento psicológico positivo y es que los problemas se ven un poco lejanos cuando tienes un pastel de chocolate en el horno o cuando hueles las galletas de chispas de chocolate recién hechas. 

Hacer actividades creativas todos los días nos permite tener algo dinámico, interesante y diferente que nos distraiga, nos eleve el autoestima y nos relaje, ya que nos separa de las labores y obligaciones diarias. 

Cocinar es mi terapia, desde picar verduras y hacer una sencilla ensalada, hasta preparar la Cena de Acción de Gracias. 

Además, disfruto mucho la decoración de platos. Emplatar un alimento me causa una sensación de tranquilidad al poner todos los productos en un solo lugar, decorarlo y presentarlo de la mejor manera posible. 

Así que cuando tengo estrés, batallo para concentrarme o mi ansiedad se está comiendo hasta mis neuronas... abro la alacena y el refrigerador, y busco qué cocinar u hornear. 

Les dejo este pequeño video sobre la psicología detrás de cocinar:

                     

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